El maestro de danza (y su educación)

 Hoy nos haremos dos preguntas muy controversiales: ¿quién es el maestro de danza? ¿cuál es la educación o formación del maestro de danza? Para ambas preguntas varias de las respuestas podrán ser relevantes a todas las disciplinas de danza, pero en nuestro caso hablaremos específicamente del maestro de danza clásica, o como se le llamaba en la Francia barroca, "le maitre a danser".

 Vamos a trazar una rápida evolución del maestro de danza: originalmente el maestro de danza era un importante personal de la corte, teniendo el deber de enseñar danza y buenos modales a los distintos actores de la realeza y nobleza en general. Eran además esencialmente violinistas, instrumento que utilizaban para la enseñanza y formación en música que complementaba sus competencias como instructores de danza. Su puesto y su conocimiento eran de gran importancia.

 En 1760, el francés Jean Georges Noverre en sus cartas sobre los ballets dirigidas al Rey de Francia nos daría algunas pautas de los conocimientos que, según él, debería poseer un maestro de ballet de su época: "[...] ...la historia, la fábula, los poemas de la antiguedad y el conocimiento de las épocas exigen toda su atención. [...] Unamos al genio del poeta el genio del pintor, ya que nuestro arte saca sus encantos de la imitación perfecta de los objetos. [...] El conocer algunos elementos de geometría no podrá ser sino ventajoso; ésta pondrá nitidez en las figuras, justeza en la combinación y precisión en las formas. [...] Es necesario, pues, que un maestro de ballets renuncie a los argumentos de este tipo, si no es al mismo tiempo buen tramoyista. [...] Un compositor que desee elevarse sobre el nivel ordinario debe estudiar a los pintores y seguirlos en sus diferentes maneras de componer y pintar. [...] ...el estudio de la Anatomía arrojará claridad sobre los preceptos que deberá dictar a los alumnos de cuya formación está encargado. [...] El dibujo contribuirá a dar atractivo a las formas, pondrá elegancia y novedad en las figuras, voluptuosidad en los trucos, gracia en la posición de los cuerpos, precisión y justeza en sus actitudes y la danza sembrará flores por doquier en las rutas que le indique el buen gusto. [...] El maestro de ballets que ignore música fraseará mal las melodías, no captará su espíritu y carácter y no ajustará los movimientos de la danza a los del ritmo con esa precisión y finura de oído que son absolutamente necesarias..."

 Podemos notar así como desde conocimientos de música, violín y técnica de danza, pasamos a hablar también de conocimientos literarios, artísticos, técnicos-teatrales y anatómicos, todos los cuales se pueden ver reflejados en algunos maestros de danza del siglo XVIII y XIX, sin embargo Noverre también nos dice que "A juzgar por la cantidad prodigiosa de maestros del género que se hallan diseminados por Europa, uno estaría tentado a creer que el arte es tan fácil de adquirir como agradable de contemplar; pero lo que prueba la dificultad de obtener éxito en él y llevarlo a la perfección es el hecho de que el título de maestro de ballets, usurpado con tanga ligereza, es sólo raramente merecido." denotando así la creciente ocupación, la cual claramente crecía proporcionalmente al desarrollo de la danza, los ballets, y su popularidad y visibilidad para el pueblo.

 En estas épocas, a pesar de los pocos manuales escritos y a las palabras de Noverre, el maestro de danza debía mayormente su formación a su experiencia como bailarín, debido a lo cuál se pueden trazar linajes de estudiantes para cada maestro. El renombre comenzaba por su habilidad como bailarín, luego por su habilidad como maestro o como compositor de ballets. Otros grandes maestros y compositores del siglo XVIII y XIX son Filipo Taglioni, Auguste Bournonville, Carlo Blasis, Arthur Saint-Léon, Marius Petipa y Enrico Cecchetti, todos primeramente aclamados también como grandes bailarines.

 Llegados al siglo XX, se empezarían a buscar bases pedagógicas y didácticas sobre la enseñanza de la danza clásica y se crearía la formación docente formal en distintos países. Si bien el texto de Noverre sigue siendo muy relevante, podemos afirmar que todo lo que él dijo, ha sido exponencialmente aumentado; la profesión de maestros de danza ha crecido y también los debidos conocimientos a adquirir. Hoy día se pueden encontrar cientos de libros y textos científicos sobre la danza clásica y los ballets, así como diversas instituciones de formación docente. Un buen maestro y coreógrafo de danza hoy día, como bien decía Noverre, requiere de conocimientos del arte y de su historia para poder comprender las ramas del arte y el proceso de creación, de técnica de la danza para poder explicar movimientos, la forma de ejecutarlos, y conocer el rango de posibilidades artísticas-coreográficas, de música para poder elegir, preparar y utilizar las piezas correctas en las clases y coreografiar adecuadamente, de anatomía para poder entender la fisionomía de los estudiantes y cómo dirigirla hacia un trabajo adecuado, seguro y beneficioso, de técnica teatral para potenciar las posibilidades artísticas de un ballet mediante la nueva tecnología, y además de todo esto, conocimientos sobre pedagogía, didáctica, psicología y filosofía, herramientas que ayudarán a entender los procesos de enseñanza-aprendizaje e identificar y diseñar mejores estrategias de enseñanza. Por sobre todas estas cosas también, un maestro de danza no alcanzará los mejores resultados sin tener un cuidadosamente diseñado plan de estudios que dirija el largo camino de aprendizaje de manera eficiente, una correcta metodología de enseñanza que dé buenos resultados y además una nomenclatura que ofrezca estructura al plan de estudios y metodología. Podemos agregar ? Sí, podemos agregar muchas más materias, asignaturas y saberes.

 El maestro de danza hoy, debe ser un profesional de educación artística de una muy amplia formación.

Juan José Farina

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